El trabajo decente: un bien para la salud mental
Comunicado de los departamentos de Pastoral de la Salud y el de Pastoral del Trabajo que con motivo del Día Mundial por la Seguridad y el Trabajo
«Presión constante, ritmos forzados, estrés que provoca ansiedad, espacio relacional cada vez más sacrificado en nombre del beneficio a toda costa. Es un trabajo “mercantilizado”, que crece en nuestro contexto, dominado por un mercado que se hace cada vez más acelerado y complejo para ser competitivo». Mensaje del Papa Francisco dirigido a los participantes en LaborDì
Desde 2003, la agenda del mundo del trabajo destaca en su calendario, el 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y de la Salud en el Trabajo. Una fecha en la que hacer balance y reflexionar sobre la incidencia de la siniestralidad laboral, haciendo una llamada a adoptar compromisos para lograr que nadie sufra un accidente laboral o ponga en riesgo su salud por vivir las condiciones laborales en las que se realiza. El respeto a la normativa laboral vigente, especialmente las relacionadas con la prevención y salud laboral, unas buenas condiciones laborales, la formación, un entorno saludable, los medios adecuados de prevención, etc., son condiciones indispensables para atajar la sangría que cada día provoca el trabajo en la vida de muchos trabajadores y trabajadoras.
Con cierta frecuencia, el Papa Francisco nos muestra su dolor ante la falta de salud y seguridad que muchas personas viven en su trabajo: “cada vez es más escandalosa y preocupante la falta de seguridad en el trabajo (…) ¡Cuantas víctimas hay en el lugar de trabajo!”.
En el ámbito de la salud y prevención laboral, los agentes sociales están especialmente preocupados por los índices de absentismo y de enfermedades laborales relacionadas con la salud mental.
La salud mental
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como «un estado de bienestar mental que permite a las personas afrontar el estrés de la vida, desarrollar sus capacidades, aprender y trabajar bien y contribuir a su comunidad. Tiene un valor intrínseco e instrumental y es parte integral de nuestro bienestar. En cualquier momento, un conjunto diverso de factores individuales, familiares, comunitarios y estructurales pueden combinarse para proteger o debilitar la salud mental.»
El trabajo decente y la salud mental
“Los entornos de trabajo seguros y saludables pueden actuar como un factor protector para la salud mental. Las condiciones insalubres, como el estigma, la discriminación y la exposición a riesgos como el acoso y otras malas condiciones de trabajo, pueden plantear riesgos importantes que afecten a la salud mental, la calidad de vida en general y, en consecuencia, la participación o la productividad en el trabajo. Dado que el 60% de la población mundial trabaja, se necesitan medidas urgentes para garantizar que el trabajo prevenga los riesgos para la salud mental y proteja y apoye la salud mental en el trabajo.”
Según el informe sobre el impacto de la precariedad laboral en la salud mental en España: “Trabajar puede ser una actividad gratificante, saludable, plena de sentido y hasta divertida, pero también puede convertirse en un suplicio insoportable que nos enferma y nos puede llegar a matar.
Muchas trabajadoras y trabajadores tratan infructuosamente de conseguir un empleo digno y justo, hoy muy escaso, viéndose en la necesidad de realizar uno o varios trabajos precarios que afectan su salud y su vida. Ser precario implica vivir una vida insegura, ser más frágil, envejecer y morir antes de tiempo. Vivir bajo la precariedad es ver proyectos frustrados, ser un exiliado económico y, en definitiva, en muchos sentidos, tener que ‘ausentarse’ de la vida. Al mismo tiempo, la existencia de un ingente ejército de desempleados genera el miedo social a ser reemplazado bajo una amenaza constante: ‘si no lo haces tú lo hará otro’. Y es que el chantaje de la necesidad obliga a aceptar un trabajo por un salario mísero, de mera subsistencia, con condiciones laborales nocivas, cuando no altamente tóxicas.”
Dificultades para el acceso al trabajo de las personas con problemas de salud mental
La dificultad para el acceso al trabajo de las personas con problemas de salud mental es otro aspecto de la relación trabajo-salud mental. Los problemas de salud mental afectan a alrededor de 75 millones de personas en Europa, y a 8 millones de personas en España, siendo los más habituales la ansiedad (5,8 por ciento y 5,4 por ciento, respectivamente) y la depresión (4,6 por ciento y 6 por ciento, respectivamente). La alta prevalencia de estos trastornos mentales comunes afecta especialmente a la población en edad laboral, lo que supone una pérdida de salud y bienestar en edades centrales del ciclo vital y afecta a otras dimensiones de las condiciones de vida.
Las personas con problemas de salud mental tienen, al igual que el resto de los ciudadanos, derecho al trabajo. Es más, pueden verse muy beneficiadas de la actividad laboral, ya que el trabajo en un entorno sano y seguro puede contribuir a su recuperación y a su inclusión en la sociedad. La “empleabilidad es crítica en la promoción de la recuperación -para individuos, comunidades, y naciones-. Sin embargo, estimaciones muestran que alrededor del 80% de los individuos con trastornos mentales serios se encuentran desempleados, mientras que un 70% quiere trabajar.”
La Iglesia está firmemente comprometida con la salud y la seguridad en el trabajo
“Para la Iglesia, la salud no sólo se refiere al cuerpo, sino sobre todo a la integralidad de la persona con todos sus componentes psicológicos, sociales, culturales, éticos y espirituales”8 y rechaza cualquier tipo de reduccionismo en el trabajo que rebaje la dignidad humana poniendo en riesgo la salud y la vida de las trabajadoras y trabajadores. Hoy en día la falta de protección necesaria para evitar los altos índices de siniestralidad laboral y pérdida de salud por causa del trabajo ponen en cuestión el respeto a la dignidad humana.
Como señala el papa Benedicto XVI, “Cuando la incertidumbre sobre las condiciones de trabajo a causa de la movilidad y la desregulación se hace endémica, surgen formas de inestabilidad psicológica, de dificultad para abrirse caminos coherentes en la vida” (Caritas in veritate n. 25)
Para el trabajo y la salud mental es fundamental la escucha activa y el acompañamiento de cada hombre y mujer, en un recorrido que debe ser de todos y todas. La atención a las condiciones de vida y laborales de las personas, el respeto a su dignidad y la creación de espacios seguros y acogedores son pilares esenciales para garantizar el bienestar integral. Es necesario fomentar una cultura del cuidado, donde cada trabajador y trabajadora sea valorado por su humanidad. La construcción de una sociedad más justa pasa por garantizar que nadie se sienta solo o desamparado en su realidad laboral y personal.
Este 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y de la Salud en el Trabajo, queremos hacer un llamamiento a la sociedad sobre la situación de tantas personas que, por padecer una enfermedad mental no pueden acceder a un empleo y de aquellas otras que debido a las condiciones laborales terminan sufriendo alguna enfermedad mental.
Madrid, 28 de abril de 2025
Departamentos de la Pastoral de la Salud
y Pastoral del Trabajo
de la Conferencia Episcopal Española