Cáritas celebra en Elche su 60 aniversario con una jornada de fraternidad, memoria y compromiso de futuro
La Asamblea General, la Eucaristía de Acción de Gracias y las actividades por la ciudad marcaron un día inolvidable para la familia de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante
El pasado sábado vivimos en Elche un día espectacular, marcado por la fraternidad, la memoria agradecida y la mirada hacia el futuro. Bajo un sol intenso y con altas temperaturas, la familia de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante celebró con alegría su 60 aniversario, combinando los actos institucionales con momentos de encuentro, emoción y celebración compartida.
La jornada comenzó en el Centro de Congresos de Elche con la Asamblea General, presidida por nuestro obispo diocesano, Mons. José Ignacio Munilla. En ella se aprobaron las cuentas del ejercicio anterior y el balance de situación. A la convocatoria estaban llamadas las 137 Cáritas parroquiales de la Diócesis, y la respuesta fue tan comprometida como esperanzadora.
En su intervención en la Asamblea, Mons. Munilla ofreció una emotiva reflexión centrada en el agradecimiento, la memoria y el horizonte espiritual de Cáritas. Subrayó que este 60 aniversario es un canto al “amor por los demás”, un momento para recordar a tantas personas que entregaron su vida al servicio de Cáritas y que hoy “asisten desde la asamblea de la Jerusalén celestial”. Invitó a vivir este aniversario con humildad, conscientes de que “nos subimos sobre los hombros de quienes nos han precedido”, y enmarcó esta celebración en el contexto de la próxima consagración de la diócesis al Sagrado Corazón de Jesús, destacando que “sin Cáritas, la teología del Corazón de Jesús estaría coja”.
Mons. Munilla insistió en que el amor recibido de Cristo exige una respuesta concreta, “amor por amor”, especialmente hacia los pobres, los descartados y los que sufren. En este sentido, anunció un gesto solidario: un donativo significativo a la Custodia Franciscana de Tierra Santa, en respuesta al grave sufrimiento de los cristianos en aquella región. Concluyó recordando que Cáritas no es una ONG más, sino una expresión del amor de Cristo en la Iglesia: “nuestra caridad sería muy pobre si no diéramos también a Cristo”. Y animó a vivir este aniversario y este nuevo tiempo con unidad, comunión y confianza plena en el Sagrado Corazón de Jesús.
Durante la Asamblea General, también se aprobó el IV Plan Estratégico 2025–2028 de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante. Este nuevo plan traza una hoja de ruta clara para los próximos años, con cuatro ejes fundamentales: acción social transformadora y ecología integral; desarrollo de personas y voluntariado; fortalecimiento institucional y territorial; e innovación y calidad. A través de estos pilares, Cáritas reafirma su compromiso con la centralidad de la persona, la justicia, la solidaridad y la participación, apostando por una acogida fraterna, una incidencia pública valiente y una acción comunitaria profundamente enraizada en el Evangelio. El plan es una invitación a toda la comunidad a seguir construyendo espacios de esperanza, dignidad y comunión.
Mientras tanto, las calles del centro de Elche se llenaban de actividades festivas y de sensibilización para conmemorar estas seis décadas de misión junto a las personas más vulnerables. El punto culminante de la mañana fue la Eucaristía de Acción de Gracias, celebrada a las 13.00 h. en la Basílica de Santa María y presidida por el obispo emérito, Mons. Jesús Murgui. Acompañaron este emotivo momento el alcalde de Elche, Pablo Ruz, y la concejal de Acción Social, Celia Lastra. La liturgia fue solemnemente cantada por la Escolanía del Misteri, elevando aún más la belleza y el recogimiento de la celebración.
Tras la Eucaristía, cerca de cuatrocientas personas compartieron una comida fraternal en el centro social El Bailongo, donde no faltaron las sonrisas, los abrazos y los recuerdos compartidos. El gesto final de la jornada fue un símbolo de alegría y vida: acompañados por los ritmos de la batucada La Ciudad de los Colores, se cerró un día que quedará grabado en la memoria como un canto al compromiso, la esperanza y la fraternidad.