Noticia19/06/2025

Cáritas alerta del aumento de la exclusión residencial y administrativa en la provincia de Alicante

Más de 5.600 personas atendidas por Cáritas en la provincia están en situación administrativa irregular

Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante ha presentado su memoria de actividad correspondiente al año 2024, marcada por dos grandes realidades que atraviesan la vida de miles de personas en situación de vulnerabilidad: la exclusión residencial y la situación administrativa irregular. Ambos factores, estrechamente relacionados, están generando una cronificación de la pobreza y una fractura social cada vez más difícil de revertir.

La acción caritativa de Cáritas Diocesana en 2024 ha estado marcada por una creciente complejidad social y un contexto estructural cada vez más desafiante. En un año en el que la recuperación económica ha dejado fuera a miles de personas en situación administrativa irregular o sin acceso a vivienda, Cáritas ha intensificado su compromiso con quienes viven al margen del sistema, ofreciendo no solo ayuda material, sino acompañamiento, escucha y caminos reales hacia la autonomía. En la presentación de su memoria anual, la institución ha compartido no solo datos y acciones, sino también una llamada a la esperanza, que se hace visible en su nueva campaña institucional.

La memoria de Cáritas Diocesana ha sido presentada por el obispo de Orihuela-Alicante, Monseñor José Ignacio Munilla, el director de Cáritas Diocesana, Víctor Mellado, el secretario general, Javier Ruvira, y el delegado episcopal, Rvdo. Joaquín Carlos.

Más de 15.700 personas atendidas, con una mayoría en situación de exclusión severa

Durante el año 2024, Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante ha acompañado a 15.721 personas de manera directa, alcanzando a un total de 27.891 personas beneficiarias a través de su red de proyectos, centros, servicios y, especialmente, gracias al trabajo de las 137 Cáritas parroquiales de la diócesis. Este dato, aunque representa un descenso del 9,27% respecto al año anterior, no implica una reducción del impacto ni del esfuerzo realizado. Al contrario: los perfiles de las personas atendidas evidencian un incremento en la gravedad y complejidad de las situaciones de exclusión, que requieren más tiempo, recursos y personal técnico para un acompañamiento integral y sostenido. Esta situación ha conllevado el aumento del 53% de las ayudas económicas prestadas por Cáritas.

El perfil de estas personas refleja una sociedad fracturada, en la que más del 66,74% son de origen extranjero no comunitario, y dentro de este grupo, más de 5.665 personas (el 54%) se encuentran en situación administrativa irregular, lo que supone una de las formas más invisibilizadas y dolorosas de exclusión. Sin posibilidad de acceder legalmente al empleo ni a una vivienda estable, estas personas viven atrapadas en un limbo jurídico y social que bloquea su desarrollo y las somete a una vida sin derechos plenos.

Además, el 66,3% de las personas atendidas fueron mujeres, lo que visibiliza la feminización de la pobreza y la sobrecarga que muchas mujeres soportan como cuidadoras, sostenedoras del hogar o víctimas de violencias estructurales. Por grupos de edad, también destacan las familias con menores, personas jóvenes en busca de oportunidades laborales y mayores en situación de abandono o precariedad.

El hecho de que hayan descendido ligeramente las cifras globales de atención mientras aumentan significativamente las ayudas otorgadas refleja un cambio cualitativo en el tipo de intervención social: más centrada en procesos integrales, planes personalizados y acompañamientos a largo plazo que buscan no solo aliviar necesidades puntuales, sino abrir caminos de transformación personal y social. La pobreza que atiende Cáritas hoy no es temporal ni superficial; es estructural, persistente y arraigada en sistemas que excluyen.

Esta atención personalizada se ha visto reforzada por el modelo de acción social de Cáritas, centrado en el acompañamiento fraterno, la cercanía, la participación comunitaria y la dignidad de la persona. Cada rostro atendido es una historia, una biografía herida, pero también una oportunidad para sembrar esperanza y promover justicia. Por ello, desde Cáritas se insiste en que no se trata solo de cifras, sino de vidas que buscan reconstruirse desde la confianza, el apoyo y la fe compartida en una humanidad más fraterna.

Vivienda, un derecho cada vez más inaccesible

El acceso a una vivienda digna se ha convertido en uno de los mayores retos sociales de la provincia de Alicante, y en una de las principales causas de exclusión. Cáritas advierte que el problema ya no afecta solo a las personas sin hogar o con ingresos extremadamente bajos, sino también a familias con empleo precario, personas migrantes, mujeres solas con menores a cargo y jóvenes que no pueden emanciparse. En todos estos casos, el alto coste de los alquileres y la escasa oferta de vivienda asequible están dejando fuera del sistema a miles de personas, abocándolas a situaciones de inseguridad habitacional o de hacinamiento.

Durante 2024, Cáritas ha destinado 586.605 euros a ayudas al alquiler, lo que representa un incremento del 45% respecto al año anterior. Estas ayudas se han canalizado desde las Cáritas Parroquiales y los proyectos de inclusión, y han permitido evitar desahucios, facilitar el acceso a una habitación o vivienda en alquiler o hacer frente a deudas acumuladas. Sin embargo, desde la institución se insiste en que estas respuestas puntuales, aunque necesarias, no son suficientes: la falta de políticas públicas efectivas, el encarecimiento del mercado y la inexistencia de un parque de vivienda social significativo están agravando una emergencia estructural.

Cada vez más familias se ven obligadas a destinar más del 35% de sus ingresos al pago del alquiler, superando el umbral máximo recomendado por los organismos internacionales. En el caso de muchas de las familias que acuden a Cáritas en busca de ayuda, ese porcentaje alcanza el 80%. Esta sobrecarga económica deja a muchas personas sin margen para cubrir otras necesidades básicas como la alimentación, la salud o la educación. Además, el mercado de alquiler de habitaciones, que se ha convertido en la única opción para muchas personas migrantes o en situación irregular, está saturado y presenta condiciones habitacionales precarias, con precios desorbitados y una alta concentración de personas por vivienda.

Cáritas insiste en que el derecho a la vivienda no puede depender del nivel de renta, y reclama una apuesta clara por políticas públicas que garanticen el acceso a un hogar digno para todas las personas, especialmente para quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. Mientras tanto, la institución continúa ofreciendo acompañamiento personalizado, ayudas económicas y procesos de inclusión que, aunque limitados, tratan de sostener la dignidad de quienes no encuentran un lugar donde rehacer su vida. La vivienda, más que un bien de consumo, es la base sobre la que se construyen los proyectos vitales. Sin ella, todo se tambalea.

Empleo como camino hacia la autonomía

Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante reafirma en 2024 su compromiso con el empleo como herramienta clave para romper los ciclos de pobreza y exclusión. A lo largo del año, 780 personas participaron en programas de activación laboral, con acciones que abarcan desde la orientación individualizada hasta la formación y la inserción. De ellas, 144 personas accedieron a procesos formativos, 499 recibieron orientación laboral y 116 fueron atendidas por su agencia de colocación. Estos itinerarios no solo ofrecen conocimientos y habilidades, sino que también fortalecen la autoestima y la capacidad de las personas para trazar un proyecto vital con sentido.

Un aspecto especialmente significativo ha sido el acompañamiento a personas en situación administrativa irregular, muchas de las cuales, aunque excluidas del mercado laboral formal, han encontrado en Cáritas un espacio de acogida y preparación para un futuro proceso de regularización. En 2024, 118 personas en esta situación participaron en programas laborales, demostrando que, incluso en contextos de gran vulnerabilidad, la motivación, el acompañamiento y la formación pueden abrir nuevas oportunidades.

La empresa de inserción Retextil, reconocida por la Generalitat Valenciana, ha sido una pieza clave en esta estrategia. En ella, 18 personas en exclusión social han accedido a un empleo con acompañamiento, recuperando así hábitos laborales, ingresos estables y dignidad personal. Esta empresa no solo genera puestos de trabajo, sino que también actúa como puente hacia la inclusión plena, especialmente para personas con largo historial de desempleo o con trayectorias vitales muy deterioradas. Con esta apuesta firme por el empleo digno, Cáritas construye alternativas reales a la dependencia de las ayudas, situando a la persona en el centro de su propio proceso de mejora.

Inclusión y sinhogarismo

La exclusión residencial es hoy una de las formas más extremas y visibles de desigualdad social. En este contexto, el trabajo por la inclusión se consolida como uno de las más relevantes y con mayor impacto, no solo por el número de personas atendidas, sino por la intensidad, complejidad y dureza de las situaciones.

Durante 2024, Cáritas ha acompañado a 772 personas en situación de sinhogarismo, una cifra que engloba no solo a quienes viven en la calle o en alojamientos de emergencia, sino también a quienes residen en infraviviendas, habitaciones alquiladas sin condiciones mínimas o se encuentran en una grave inseguridad habitacional. Esta realidad afecta especialmente a hombres (81,09%), pero también a un porcentaje significativo de mujeres (18,91%), muchas de ellas víctimas de violencia o abandono, con perfiles cada vez más deteriorados física y emocionalmente.

La intervención de Cáritas en este ámbito se articula a través de una red integral de recursos que incluye tres centros especializados para personas sin hogar en Alicante, Elche y Orihuela, viviendas de inclusión, equipos de calle, atención jurídica, programas específicos para mujeres en exclusión severa, un fenómeno dolorosamente persistente que afectó a 402 personas acompañadas en 2024.

Esta atención no se limita al “asistencialismo” o la cobertura básica. Se trata de un modelo integral de intervención social que combina alojamiento temporal con acompañamiento profesional, planes de inserción personalizados, apoyo psicológico y formación, para que cada persona pueda iniciar un proceso de recuperación de su autonomía y dignidad. La entrada de algunos de estos centros en el sistema de conciertos sociales de la Generalitat Valenciana ha supuesto una mejora notable en la estabilidad financiera y en la calidad de la intervención, al permitir reforzar equipos multidisciplinares con perfiles especializados como educadores, psicólogos o trabajadores sociales.

Cáritas pone especial atención en las personas con mayor deterioro físico, mental o emocional. En muchos casos, quienes llegan a sus recursos lo hacen tras años de abandono institucional, con enfermedades crónicas, adicciones o trastornos de salud mental no tratados. A pesar de esta complejidad, la institución continúa apostando por su inclusión real, porque sabe que cada proceso de acompañamiento, por difícil que sea, puede convertirse en una oportunidad de vida nueva.

Un elemento innovador en 2024 ha sido el fortalecimiento de los equipos de calle, que permiten detectar y acompañar a personas que no se acercan a los centros de acogida, ya sea por desconfianza, desinformación o situación límite. Estos equipos representan una forma concreta de “salir al encuentro” y de encarnar el Evangelio en los márgenes, allí donde nadie más llega.

El alma del modelo: más de 1.200 personas voluntarias

El compromiso del voluntariado es la base y el alma del modelo de Cáritas. En 2024, 1.268 personas voluntarias sostuvieron la acción social de la institución en toda la diócesis de Orihuela-Alicante, con una amplia presencia en 137 parroquias. De ellas, 1.093 colaboraron desde Cáritas Parroquiales y 175 en proyectos especializados. Su labor silenciosa y cercana es el primer rostro de la acogida, la escucha y la esperanza.

Durante este año, se ha logrado frenar el descenso de personas voluntarias gracias a iniciativas como el proyecto piloto de dinamización en tres zonas clave, que busca reforzar el compromiso comunitario e implicar a nuevos perfiles.

Este trabajo se complementa con un equipo de 103 personas contratadas, principalmente financiadas con subvenciones y convenios. El personal técnico aporta profesionalidad a programas de alta complejidad, pero siempre en coordinación con los equipos voluntarios, en un modelo de acción compartida y coherente que une saber experto y cercanía humana para acompañar procesos reales de cambio.

Sostenibilidad económica con compromiso ético

El sostenimiento económico de Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante en 2024 ha estado marcado por el equilibrio entre responsabilidad, austeridad y compromiso con la transparencia. Los ingresos totales ascendieron a 8.586.100 euros, mientras que los gastos alcanzaron los 9.497.555 euros, lo que generó un déficit de 911.454 euros cubierto con fondos propios. Esta diferencia refleja el esfuerzo por mantener la atención a las personas más vulnerables, incluso en un contexto de financiación limitada, sin reducir programas ni acompañamientos. El presupuesto se ha destinado, en su gran mayoría, directamente a la acción social, reforzando el compromiso con una gestión centrada en las personas.

Un dato especialmente significativo es que más de 3,2 millones de euros provinieron de donaciones privadas, socios y campañas, lo que representa un 38% de los ingresos totales, mientras que el 62% restante se obtuvo a través de subvenciones públicas y convenios. Este equilibrio garantiza independencia y sostenibilidad, a la vez que permite a Cáritas mantener su identidad cristiana y su capacidad de actuar allí donde otras entidades no llegan. Además, el 92,55% del personal contratado está vinculado a fondos externos, lo que permite destinar la mayor parte de los recursos propios a ayudas directas, proyectos de inclusión, empleo, acompañamiento y acción transformadora.

“Mientras haya personas, hay esperanza”: campaña 2025–2026

Junto a la memoria, Cáritas ha presentado también su nueva campaña institucional para el periodo 2025–2026 bajo el lema “Mientras haya personas, hay esperanza”. Esta propuesta se enmarca dentro del Jubileo de la Esperanza convocado por el Papa Francisco y llama a reavivar la confianza en la vida y el compromiso con los más pobres.

La campaña subraya que la esperanza no es una emoción pasiva, sino una actitud activa que se cultiva en el servicio, el acompañamiento y el cuidado. Está dirigida a toda la comunidad cristiana, pero también a la sociedad en su conjunto, y propone una serie de gestos, recursos y dinámicas para visibilizar la dignidad de las personas más vulnerables y celebrar la caridad como expresión de fraternidad.

Entre los materiales propuestos destacan un vídeo institucional, una cuña de radio, folletos divulgativos, materiales para la infancia y los jóvenes, propuestas para redes sociales y herramientas para la reflexión y oración comunitaria. En palabras de la campaña: “la esperanza brota en forma de pequeños gestos y acciones cotidianas que contagian vida”.

La celebración del Día de la Caridad, en el marco del Corpus Christi, será uno de los momentos clave para visibilizar este mensaje, con especial atención a las realidades de las personas migrantes, sin hogar y víctimas de trata, que este año se sitúan en el centro de la acción social de Cáritas.

Un modelo que acompaña y transforma

Cáritas cierra su memoria de 2024 con un mensaje claro: no basta con acompañar, hay que transformar. Desde cada parroquia, centro o voluntario, la institución se compromete a seguir ofreciendo una presencia activa, esperanzadora y transformadora. Porque mientras haya personas que se preocupen, que se entreguen, que compartan… seguirá habiendo esperanza.