Por un consumo responsable también en Navidad
Lo que está en juego es el respeto de los derechos de la infancia, de los derechos laborales y de la supervivencia del planeta.
Estamos a las puertas del Belén, si es que realmente tuvo puertas aquel refugio temporal de urgencia donde vino a dar a luz la madre de Dios. El Dios omnipotente se nos hizo Jesusito, impotente, necesitado, frágil y tierno para estar cerca, muy cerca de nosotros.
Es extraño que estas fiestas, tan significativas para los cristianos, se hayan convertido en un festival del consumismo donde los anuncios, las luces, los medios de comunicación y las redes nos llenan de impulsos para comprar, regalar, regalarnos y consumir cuanto más mejor. Una Europa en guerra parece ignorar las circunstancias y lanzarse al consumo sin medida, tal vez como evasión colectiva.
Qué bien haríamos los creyentes en recuperar y ahondar en el sentido del misterio que supone la Encarnación y de paso traer un poco de medida a nuestro entorno hiperconsumista en el que a veces caemos. ¿Qué es la lotería sino un juego en el que muchos ponen dinero para que se lo lleven muy pocos? Todo lo contrario de la redistribución que defendemos y que, en cristiano, se llama comunicación de bienes. No se trata de aislarse del mundo, aunque un poco sí es necesario. Tuve un maestro de primaria que nos aconsejó por estas fechas que, en los momentos más festivos, nos aisláramos unos instantes del ruido y las luces y, en soledad, nos hiciéramos conscientes del misterio, de que Dios está con nosotros.
No es cuestión de vivir una vida ascética a la que no todos estamos llamados, pero sí a mantener cierta sobriedad en nuestro consumo habitual. La austeridad es una virtud que se convierte en estos tiempos de desigualdad y expoliación de recursos naturales en un imperativo moral. Siempre es cuestión de ser consumidores responsables, mirando más allá de nuestro bolsillo y nuestros intereses. Y eso nos lleva a preguntarnos muchas cosas y a tomar opciones responsables de compra. ¿Cómo trata a los trabajadores esta empresa de distribución online? ¿Cuánto cobran los trabajadores del textil que en Bangladesh o Camboya han fabricado la camisa que vamos a regalar? ¿Estamos, sin saberlo, fomentando el trabajo infantil con nuestras compras navideñas? ¿Nuestro café de la mañana se ha producido respetando el medio ambiente o a base de químicos? ¿Está el camarero del restaurante donde hemos reservado trabajando con contrato? No es fácil ni cómodo responder a estas cuestiones, pero nos va mucho en ello, porque lo que está en juego es el respeto de los derechos de la infancia, de los derechos laborales y de la supervivencia del planeta.
Y dentro de estas opciones de consumo que debemos tomar responsablemente pensando en el bien común se encuentra el comercio justo, minoritario sí, pero un signo de esperanza de que hay modelos de producción, distribución y consumo que no miran el máximo beneficio sino unas condiciones justas para todas las partes. Es un ejemplo de que es posible un comercio que tenga en cuenta la dignidad de la persona y la sostenibilidad medioambiental sin dejar de ser un negocio con sus justos beneficios. Una invitación más en estas fechas para consumir responsablemente y, en lo que esté en nuestras manos, de comercio justo.
* Puedes encontrar la información sobre las tiendas de comercio justo en Orihuela-Alicante en www.caritasoa.org/que-hacemos/empleo-economia/