PAZ en Tierra Santa
El mundo no necesita muros sino puentes
“¡Que los ataques y las armas se detengan por favor!, y se comprenda que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de tantos inocentes”.
Papa Francisco
La Tierra que vio caminar a Jesús sufre violencia y opresión. Los Santos Lugares se ven privados de la paz y fraternidad que Dios Padre nos da. En un territorio habitado mayoritariamente por población musulmana y judía, la minoritaria población cristiana sufre también la violencia, pero representa las piedras vivas que mantienen nuestra Fe.
Cuando en 1948 se autoproclamó el estado de Israel en tierras palestinas, miles de palestinos tuvieron que huir de sus domicilios. La Nakba forzó un exilio de millones de palestinos, entre ellos casi 100 mil cristianos que perdieron todas sus pertenencias y tuvieron que refugiarse.
Como minoría, los cristianos palestinos son fermento de paz, también nosotros cristianos de nuestra diócesis de Orihuela Alicante podemos serlo abogando por el fin del conflicto y una paz justa y duradera.
Quienes han tenido la oportunidad de viajar a Tierra Santa han vivido una experiencia inolvidable que, junto al crecimiento espiritual, comporta toda una vivencia eclesial y también solidaria. Los representantes de la Iglesia local nos han recordado en varias ocasiones que tan importante como visitar las piedras sagradas de los Santos Lugares es conocer sus piedras vivas, las comunidades cristianas que, en medio de tanto dolor y sufrimiento, dan testimonio del Resucitado.
Los últimos acontecimientos en Tierra Santa, cargados de muerte y destrucción, muestran como los corazones humanos henchidos de soberbia, no encuentran el Amor y la Paz que Cristo nos da (“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” Juan 14,27). La ocupación durante décadas del territorio palestino, el incumplimiento reiterado de las resoluciones de las Naciones Unidas en favor de un estado palestino y los atentados de grupos armados palestinos han creado una situación de violencia extrema cuya dramática expresión que se está viviendo en Gaza. La muerte de más de 12.000 personas hasta el momento y la destrucción de innumerables viviendas e infraestructuras. Se rompe la convivencia entre los pueblos, pero se rompe sobre todo la credibilidad de la comunidad internacional y esa gran mesa del Reino de Dios a la que estamos todos invitados.
Como hace dos mil años, con la Iglesia hermana de Jerusalén queremos mantener la comunión con nuestras oraciones y con el apoyo solidario que podamos mostrar (“La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera según la necesidad de cada uno” Hechos 4, 33-35). Un apoyo dirigido a las personas más necesitadas, a quienes les falta vivienda o alimentación, y a quienes con la guerra lo han perdido todo y crecen en medio del odio. El dolor viene de frente y como el Buen Samaritano no podemos ni queremos esquivarlo (“¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?». «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera» Lc 10,25-37).
Como cuerpo de Cristo que la comunidad eclesial es, sentimos a las Caritas hermanas cerca y comprometidas (“sino que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros. Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él”. 1Cor, 12, 26), porque si un miembro sufre, todo el cuerpo sufre. Especialmente vivimos el dolor de los cristianos de Palestina, oriundos receptores de nuestra Fe, que junto a millones de musulmanes en Gaza y Cisjordania sufren por los bombardeos y la opresión.
Por ello Caritas Diocesana de Orihuela Alicante pide vuestra ayuda para seguir trabajando solidariamente por la paz con justicia en Tierra Santa, impulsando proyectos humanitarios y de desarrollo. Y para todo ello es preciso un Alto el fuego y el fin de la ocupación de Palestina.
“Sigo pensando en la grave situación de Palestina e Israel, donde tantas personas han perdido la vida. Por favor, en nombre de Dios, paren el fuego”. Papa Francisco
«El mundo no necesita muros sino puentes». Juan Pablo II