Jóvenes y personas sin hogar unidos por el cuidado de la creación
Primer Encuentro de preparación al Campo de Trabajo “Verano con Sentido” ‘24
El pasado sábado 4 de mayo un grupo de cerca 30 personas entre jóvenes y participantes del Área de Vivienda y Sin Hogar nos desplazamos al Xorret de Catí para vivir una bella experiencia en contacto con la naturaleza.
Se trataba del primer encuentro de preparación para el Campo de Trabajo que realizaremos este próximo verano en Biar, tras dos años desde la primera edición, que tuvo lugar en el pueblo de Lorcha y que dejó muy buenas sensaciones, abriendo camino a que muchos jóvenes se plantearan realizar el voluntariado en Cáritas durante el curso y siendo semilla de la actual Cáritas Joven Diocesana.
La experiencia del sábado suponía el pistoletazo de salida a una serie de encuentros que sirven para que el grupo se vaya cohesionando poco a poco y para que se vaya familiarizando con la labor medioambiental que se realizará durante el mes de julio.
En el Xorret de Catí fuimos recibidos por Ana y Sergio, agentes medioambientales del Área del Maigmó y del Serpis respectivamente. Son ya conocidos nuestros porque nos han acompañado desde hace dos años en distintas experiencias y también estarán presentes durante buena parte del Campo de Trabajo.
Durante el encuentro, aprovechando el entorno privilegiado en el que nos encontrábamos, realizamos una sesión de “baño de bosque”, una experiencia de contacto con la naturaleza a través de los sentidos que nos permitió tomar conciencia de la belleza del entorno natural en el que nos encontrábamos y de la importancia de preservarlo como parte de nuestra misión eclesial impulsada por el Papa Francisco, quien nos recuerda la importancia del cuidado de la creación.
Fue una gran ocasión, tanto para los jóvenes como para las personas sin hogar, de desconectar para conectar, o dicho de otro modo, de dejar a un lado el ruido de la ciudad, el caos del día a día, la rutina…, para relajarnos con una experiencia sensorial que nos permitió tomar conciencia de la enorme riqueza de la biodiversidad, además de comprender cómo el contacto con la naturaleza puede generar efectos positivos en nuestro propio autocuidado.
Cabe destacar, una vez más, la oportunidad que nos brindan estas experiencias para generar comunión entre los jóvenes y las personas sin hogar, algo que resulta tremendamente positivo para unos y otros. Es algo que ya experimentamos hace dos años y, una vez más, se demuestra que estas iniciativas son tremendamente enriquecedoras y transformadoras: pues a los jóvenes les genera una enorme sed de voluntariado y les abre los ojos ante la realidad del sinhogarismo desmontando muchos muros y etiquetas; y a las personas sin hogar les brinda un espacio similar a un oasis, donde desconectar la mente de los problemas y preocupaciones que les persiguen a diario, donde sentirse uno más entre los jóvenes y dejar de ser objetos de la acción para ser sujetos activos y transformadores de la realidad.
Queda mucho camino por delante, dos encuentros más antes de la gran experiencia del mes de julio. Seguiremos dando pasos convencidos de que esta apuesta por el voluntariado joven y las personas sin hogar merece la pena y justifica todos nuestros esfuerzos.