Evangelizar la seguridad y la salud en el trabajo
La falta de seguridad y salud en el trabajo convierten un elemento central de la construcción social y vital, el empleo, en un oprobio e indignidad.
Hace unos días, compañeros y compañeras de la Pastoral del Trabajo que pertenecemos a diferentes movimientos y entidades (HOAC, JOC, Cáritas, …) compartimos un espacio de encuentro con representantes de CC.OO. y UGT para reflexionar sobre la seguridad y la salud en el trabajo, ante la creciente siniestralidad y, en especial, el crecimiento de las muertes en el trabajo.
El efecto de determinados sistemas de trabajo sobre la salud mental; el modelo de prevención, que deja expuestas a las personas que tienen un empleo en pequeñas y medianas empresas; la falta de cultura de prevención y la escasa sensibilidad social ante este problema, que no abre ni cierra informativos en televisión o solo en casos donde es el morbo, más que la reflexión, lo que mueve la noticia, son una muestra de los diferentes temas que se pusieron sobre la mesa.
Y porque es una cuestión que nos afecta en conjunto como sociedad y, en especial, a las personas más vulnerables, es por lo que la Iglesia se conmueve: son los trabajadores y trabajadoras con menos ingresos, peor cualificación profesional y contratos precarios los que más sufren esta lacra.
La falta de seguridad y salud en el trabajo convierten un elemento central de la construcción social y vital, el empleo, en un oprobio e indignidad.
Como recoge el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, “cualquier forma de materialismo y de economicismo que intentase reducir el trabajador a un mero instrumento de producción, a simple fuerza-trabajo, a valor exclusivamente material, acabaría por desnaturalizar irremediablemente la esencia del trabajo, privándolo de su finalidad más noble y profundamente humana. La persona es la medida de la dignidad del trabajo” (271).
En este sentido el propio Papa Francisco recuerda que “no se tiene lo suficientemente en cuenta el hecho de que el trabajo es un componente esencial en la vida humana, y también en el camino de santificación”.
El Compendio, entre otros, también nos recuerda tres derechos fundamentales de los trabajadores y trabajadoras:
- el derecho al descanso;
- el derecho a ambientes de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral;
- el derecho a que sea salvaguardada la propia personalidad en el lugar de trabajo.
Y son estas ideas, esta “Buena Nueva”, el mensaje a transmitir al mundo del trabajo y sus protagonistas: trabajadores y trabajadoras; sindicatos; empresas y asociaciones empresariales; y organismos públicos.
Como nos propone el Papa Francisco, “la evangelización no se hace en el sofá basándose en teorías, sino dejando hacer al Espíritu Santo. El estilo adecuado es ir hacia las personas y estar muy cerca de ellas, partiendo siempre de las situaciones concretas: casi un cuerpo a cuerpo que se hace con la vida y la palabra”.
Es un tratado simple y directo sobre la evangelización.