Espacios que empoderan, mujeres que se empoderan
El Comercio Justo es un medio crucial que posibilita el empoderamiento de las personas y comunidades desfavorecidas, promoviendo la libertad y la dignidad.
Hace ya unos cuantos años viajé a la India. Dos años antes hubo un destructor terremoto en Gujerat y con Cáritas canalizamos parte de la ayuda a través de los jesuitas. Recuerdo visitar una zona rural y entrar en una estructura vegetal a modo de cabaña en la que había una reunión de mujeres adivasis o dalit. La casta más baja, los no casta. Mujeres tan extrañas a mí en sexo, educación, cultura, vestimenta. Me ví rodeado de un montón de rostros adornados con sus saris, su marca colorada en la frente y sus pendientes, que me miraban igualmente extrañadas por mi presencia. Ellas estaban sentadas en el suelo y en cuanto pude también me senté para estar a su altura. Sus sonrisas se tornaron en risas y comentarios con cualquiera de mis movimientos o intentos de comunicación, incluido cuando quise sentarme con ellas, escándalo que celebraron con jolgorio. Evidentemente, yo, el hombre blanco europeo, estaba fuera de lugar allí y estuve el menor rato posible para respetar su reunión y transmitirles un mensaje de ánimo, afecto, pertinentemente traducido a su idioma local por una de las hermanas que las acompañaba. Estuve en un espacio de libertad, de reconocimiento, de comunión, de empoderamiento.
Me vais a permitir una pequeña digresión para discrepar del término empoderar, al menos tal y como lo define la rae:
“Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido.”
Los procesos de empoderamiento, al modo de ver de Cáritas en el que ponemos en el centro a la persona, no consisten en hacer poderosos sino en acompañar, crear las posibilidades, los espacios, las condiciones para que ellas se hagan. No hacemos poderosa o fuerte a una persona, es la persona quien se hace capaz, libre y valiente. Son ellas quienes se hacen poderosas y fuertes, descubriendo, iluminando, valorizando sus capacidades y potencialidades.
Me permitiría también ofrecer otro neologismo, encorajinar, si la rae no le diera la acepción de encolerizar. Yo estoy pensando más bien en el verbo encourager en francés. Cuando te quieren dar ánimos ante una situación difícil, te dicen: Courage! En valenciano también usamos coratge o en castellano coraje como valor, ánimo que proviene del corazón, que es su raíz. Encourager es entonces algo así como dar ánimo, envalentonar. Como veis, es fácil deslizarse del ánimo a la ira, del valor ante las injusticias al odio o la rabia, no sólo en el lenguaje sino también en la realidad que éste pretende significar. Nosotras preferimos la toma de conciencia y responsabilidad, el valor, la capacidad, a las relaciones de poder frente al otro.
Pero centrémonos de nuevo en el Comercio Justo que es una de estas condiciones de posibilidad para que la persona se empodere, se desarrolle en libertad y dignidad. Son relaciones comerciales, sociales, laborales que facilitan este empoderamiento.
El CJ favorece el empleo y los ingresos de las mujeres, ingresos dignos, estables e iguales a los de sus compañeros, fomenta su participación social, consolida su independencia económica y lleva hacia su empoderamiento personal y comunitario. Contribuye a romper con los roles de género. Les ofrece espacio, espacio seguro, espacios en plural. Les ofrece aire, aliento, voz, expresión y escucha. Son espacios, como el de la anécdota de la India con la que inicié, en las que ellas mismas se ofrecen unas a otras como ejemplo y referencia. Se ofrecen comunidad, acompañamiento, formación y unión. Se ofrecen libertad: Libertad de expresión y libertad de elegir. Y derechos laborales como los que este primero de mayo, celebrábamos.
La red diocesana de comercio justo ha querido traer estos días a Elda y Elche la exposición empoderadas, realizada por la coordinadora estatal de comercio justo a la que pertenecemos con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo. Cáritas no busca con el comercio justo un modelo de negocio, sino ser testimonio de que otra economía es posible y no sólo predicarla sino ponerla en práctica. Cada compra de comercio justo de café de Nicaragua, cacao de Costa de Marfil, yute de Bangladesh, madera de olivo de Palestina es una acción y compromiso de empoderamiento de las mujeres. También aquí cuando engarzamos el comercio justo con nuestras empresas de inserción como es Retextil, mediante la cual también ofrecemos espacios laborales de empoderamiento de mujeres mediante empleo de inserción.
Acabo como empecé, con un ejemplo concreto, cercano, real. Y es el de la Cooperativa de Yute de Bangladesh Jute the Works, participada por Cáritas Bangladesh, que asocia a más de 6.000 artesanas en todo el país, empoderándolas.