21/09/2020

Como Jesucristo, obligados a huir

Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos.

El Papa Francisco, a través de este lema directo y enfocado en la visión del mismo Jesús en cada persona desplazada, nos recuerda el drama mundial, a menudo invisible, que sufren los desplazados internos, situación agravada por la pandemia de la COVID-19.

Esta crisis ha empañado según palabras del mismo Papa, muchas otras emergencias humanitarias que afligen a millones de personas, relegando iniciativas y ayudas internacionales, esenciales y urgentes para salvar vidas, a un segundo plano en las agendas políticas nacionales.

No es tiempo del olvido.

En la huida a Egipto el niño Jesús experimentó la trágica condición de desplazado y refugiado marcado por el miedo, la incertidumbre y las incomodidades. Hoy por hoy esta misma imagen se repite cada día en los rostros de los millares de personas que buscan una vida mejor fuera de sus países.

En esta jornada mundial se nos pide siguiendo la línea de los cuatro verbos ya presentados en la jornada de 2018, acoger, promover, proteger e integrar, incorporar otros más que suman un crecer como personas desde la dignidad y el respeto que como cristianos se nos implica.

Es necesario conocer para comprender: encontrarnos con las personas migrantes, conocer sus historias, comprenderlas. Entregarnos a la empatía desde ese reconocimiento del otro con sus mismas ilusiones, sueños, miedos…Conocer para que puedan formar parte de nosotros y nosotras.

Para reconciliarse es necesario escuchar. La escucha activa como herramienta sanadora, porque el mismo Dios quiso escuchar el gemido de la humanidad con oídos humanos enviando a su hijo. Sólo a través de la escucha podemos reconciliarnos con el prójimo, con nosotros mismos y con Dios.

Para crecer hay que compartir. Tenemos que aprender a compartir para crecer juntos sin dejar fuera a nadie. La pandemia nos recuerda que todos estamos en el mismo barco, la propia vulnerabilidad. Para crecer tenemos que hacerlo juntos compartiendo todo lo que tenemos.

Se necesita involucrar para promover. A veces el impulso de ayudar a los demás nos impide ver sus riquezas. Si queremos realmente promover a las personas tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate. Tenemos que motivar espacios en los que las personas participen, nuevas formas de hospitalidad, fraternidad y solidaridad.

Es indispensable colaborar para construir. La construcción del Reino de Dios es un compromiso común de todos los cristianos. Se requiere que aprendamos a colaborar sin divisiones, sin celos, sin discordias.

Estos tiempos nos retan a construir una nueva sociedad con los pilares de la convivencia, la riqueza cultural y la solidaridad, abriendo espacios de encuentro, diálogo y cooperación. Desde Cáritas, junto con las palabras del Papa, queremos tomar el compromiso de ello y apostamos por crear todas las formas posibles para llegar a las personas desplazadas.

Contamos contigo para la construcción de esta sociedad más justa y solidaria desde el compromiso con las personas migrantes y refugiadas.